sábado, 29 de mayo de 2010

Tita y Escarabajo III: la culpa es del QUESO.

Por: cindy Jiménez torres


Feliz, así se sentía Escarabajo, completamente feliz y dichoso, en su corta vida de ratón jamás había sido más feliz que en esos minutos que llevaba conociendo a la que seria el amor de su vida por siempre: Tita. De cosas triviales hablaban, gustos, gustos y mas gustos, los mejores basureros para comer, las mejores cañerías donde dormir, los mejores cables que roer, ambos estaban encantados de conocerse, se amaban eso se veía en sus ojos, pero nadie había dado el paso que los llevaría al éxtasis de la felicidad, hasta ahora.

- te amo- le dijo Escarabajo, mientras Tita lo veía sin creérselo, un silencio se formo entre ellos y Escarabajo se sintió morir. No quería que ella lo odiara, pero tampoco quería vivir con ella sin llegar a nada, no, el ya había imaginado toda una vida con ella, hijos, nietos, bisnietos y mas hijos, no quería todo eso si no estaba con ella, la quería a ella.

-yo… También te amo- le dijo Tita con lágrimas en los ojos y titubeando, el amor de los ratones había sido rápido para formarse y antes de que Escarabajo se decidiera por consumar su amor con un beso, Tita hizo un sonido de dolor mientras apretaba fuertemente su abdomen, al parecer el amor también podía acabar rápido.

Escarabajo se acerco a ella revisándola para saber que la había echo gemir así, mientras Tita le describía lo que sentía: lo entendió, ya lo había visto antes, muchas veces, en ratones amigos que comían cosas que no debían en lugares que no podían, ya sabia que iba a pasar y su pequeña alma de ratón se rompió en mil pedazos, Tita tenia lo que el llamaba: “La maldición del queso que no debiste comer pero que aun así lo hiciste” Tita iba a terminar tiesa y no iba a poder hablar, Tita iba a morir por aquel queso que comió, pero el no quería, no quería que ella muriera, no por culpa de ese queso, pero el ya no podía hacer nada, así era la maldición, entonces, lloro, como nunca antes, como su pobre y pequeña alma de ratón pudo permitírselo, mientras le daba un beso en los labios a Tita y se despedía de ella, frente a la mirada incrédula de la ratoncita, le había dicho “te amo” y ahora se iba, era definitivamente el peor ratón que había conocido, era como un sucio y rastrero escarabajo, de repente, lo odio profundamente y con su ultimo aliento y antes de que se marchara aquel ratón, le grito: Te odio! Y allí en medio de la oscuridad de ese callejón, falleció. Mientras Escarabajo lloraba por el odio de la única ratoncita que en su vida amo.



Fin

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