Por: cindy Jiménez torres
El pequeño ratón miraba fijamente aquel queso suculento que yacía frente a el.
Hacia dos semanas que no probaba bocado alguno, y había tenido que pasar por mucho para lograr llegar hay, a ese lugar donde estaban los mejores quesos del mundo. La quesera “toda esperanza” era una de las mas grandes de la ciudad. O eso le habían dicho sus amigos ratones; desafortunadamente hacia un mes había quebrado por falta de presupuesto y el único delicioso ejemplar que quedaba era ese trozo de queso amarillo y verde que hedía toda la fábrica.
-solo será un mordisco- dijo el ratón mientras se acercaba a lo que seria el fin de su hambre. Pero de pronto escucho un ruido y la vio, la cosa más bella que una vez pudo ver en su vida de raton, desde que su madre le puso su nombre: Escarabajo hasta ahora: una hermosa ratoncita pasaba a su lado dispuesta a llevarse el queso por victoria… y lo hizo, la ratoncita se comió el queso y se fue campante dejando atrás un asombrado y muy hambriento ratoncito.
sábado, 29 de mayo de 2010
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